Como te comentaba, la idea inicial para elegir mi primer bonsái era realmente doble. Quería un bonsái de interior para mi trabajo y quería un bonsái de exterior para donde vivo.
La elección del bonsái de exterior fue un Junipero Chinensis de 20 años. Hasta ahí, bien.

Para elegir un bonsái de interior hay pocas opciones. Entre las más comunes están Ficus, Zelkova y Carmona. Hay alguno más, pero estos son los que me parecen más comunes.
El Carmona es muy bonito con sus hojas blancas y bayas rojas, pero es mucho más sensible de cuidado. A mí se me murió uno, antes de empezar este blog y otro tuvo la temida cochinilla. Así que, ojito con este arbolito.
La Zelkova es un bonsái que se adapta muy bien tanto a exterior como interior. Si le cuidas en el exterior, será un bonsái de hoja caduca y si le cuidas en el interior, será de hoja perenne.
El Ficus es el bonsái por excelencia de interior, al ser muy fácil de cuidar y permisivo con la falta de experiencia de su dueño. Este fue el segundo bonsái que elegí para mi “colección”.
Esa decisión era fácil, la verdad. Solo que yo le di muchas vueltas pues no me apetecía tener otro Ficus.
Este Ficus tiene 16 años y una muy buena presencia de raíces y un Nebari, bastante importante, que apunta maneras.
Este Ficus es de vivero y lo voy a preparar yo por completo.
¿Cómo???
Ahh, sí. Me he apuntado a un curso de cultivo de bonsáis con Juanjo. Realmente no es un curso como tal, para mí es como una mentoría… Me explico!
Juanjo es ese amigo que sabe de bonsáis. Tiene una tienda y los vende. Quedas con él, en el horario de la tienda y te va contando cosas que a la vez las vas haciendo. Eso le llamo yo la Mentoría del Bonsai.
Así que ya sabes, la mejor decisión para elegir mi bonsái, es comprar uno de vivero y trabajarlo para trasplantarlo a otra maceta con todo lo que ello supone.
Regálate un curso y no te regales un bonsái.